Acticuper como alternativa al cobre

El cobre (Cu) es una de las materias activas más empleadas para el control de enfermedades. Su capacidad fungicida fue demostrada por Prévost en 1807, aunque fue Millardet (1885) quien introdujo el uso del caldo bordelés frente al mildiu de la vid (Martín, 1969). Desde entonces se han elaborado diferentes sales de Cu, que han sido ampliamente utilizadas en diferentes enfermedades de origen fúngico y bacteriano. 

Sin embargo, el uso de Cu está siendo restringido por nuevas directivas europeas sobre el obligado cumplimiento de la gestión integrada de enfermedades (Directiva 2009/128/EC, artículo 14) y limitaciones en las dosis de Cu por superficie y año (28 kg ha-1 en 7 años). Complementariamente, el Cu se ha visto sometido a una elevación drástica de costes, provocando que los formulados cúpricos convencionales dejen de ser considerados económicos, como hasta ahora. Por todo ello, resulta vital la investigación y desarrollo de estrategias óptimas de lucha frente a enfermedades y la búsqueda y validación de productos que puedan resultar una alternativa o complemento a los fungicidas-bactericidas tradicionales. 

El control integrado de enfermedades debe basarse en el conocimiento profundo del patosistema, intentando reducir el uso de insumos agrícolas a través de una óptima toma de decisiones. Para ello, el estudio de la epidemiología de la enfermedad es de gran importancia, además de conocer el modo de acción y la correcta dosificación y fecha de aplicación de los productos indicados. Solo desde un profundo conocimiento de ambos factores pueden alcanzarse altos niveles de eficiencia en el control de enfermedades, reduciendo costes en la explotación y riesgos medioambientales. Para ello, los asesores técnicos-comerciales deben estar dotados de una notable experiencia, actualizando conocimientos con formaciones periódicas y obteniendo información de un alto número de ensayos y experiencias de éxito bajo diferentes condiciones agronómicas. 

Por otro lado, la experiencia en el uso de ingredientes activos de orígen natural por parte de ECONATUR ha conllevado el desarrollo de formulados como ACTICUPER, que maximizan las virtudes del cobre para complementar a los fitosanitarios convencionales. De este modo, estos últimos pueden ser empleados a dosis reducidas sin poner en riesgo la eficacia de la aplicación. Estos resultados sólo son posibles mediante una alta bioactividad del ión cobre, y afrontando la relación patógeno-huésped como una interacción compleja, donde el incremento de la resistencia de la planta es vital para el óptimo desarrollo del cultivo. A su vez, de este modo se evitan problemas de parada fitosanitaria en los cultivos (causantes de una reducción de la producción) y acumulación de residuos, tanto en la cosecha como en el medio ambiente. Como resultado final, el agricultor obtiene una herramienta altamente contrastada por medios públicos y privados, adaptándose a los restos de la agricultura moderna, y una opción menos dependiente de las fluctuaciones en precio de los formulados cúpricos, no poniendo en riesgo la viabilidad económica de su explotación.