Sustancias de la dieta que estimulan el crecimiento de los microorganismos que habitan en el intestino provocando grandes beneficios directos e indirectos para nuestra salud.
Todos hemos oído hablar sobre la importancia de aumentar el consumo diario de fibra en la dieta (de ahí el boom existente en salida de múltiples productos ricos en fibra que pueblan las estanterías de los supermercados), así como que la gran variedad de frutas son ricas en pectinas, entre otros muchos ejemplos. Pero, ¿sabías que “alimentar” al suelo con prebióticos puede ayudar a las plantas de la misma manera que nuestra microbiota nos ayuda a nosotros?
El suelo tiene una capacidad increíble para albergar vida, solo tenemos que pensar que un gramo de tierra se estima que cohabitan al menos unas 10.000 especies de microorganismos diferentes, entre los que destacan bacterias, actinomicetos, cianobacterias, hongos, algas, protozoarios o virus, calculándose que podrían ser aproximadamente el 25% de la biodiversidad del planeta. Asimismo, más del 40% de los organismos vivos en los ecosistemas terrestres están asociados a los suelos durante su ciclo biológico. Esto nos da una idea de la importante reserva de vida que reside en nuestros suelos.
Tanto en los ecosistemas naturales como en los agrícolas, los micoorganismos del suelo desempeñan funciones vitales que se relacionan directamente con los sistemas biológicos, atmosféricos e hidrológicos. Los organismos del suelo son elementos claves de los ciclos de nutrientes, regulando la dinámica de la materia orgánica del suelo; la captación de carbono y las emisiones de gases de efecto invernadero; modificando la estructura física del suelo y los regímenes hídricos; aumentando el volumen y eficiencia de la absorción de nutrientes por la vegetación mediante relaciones mutuamente beneficiosas y mejorando la salud vegetal.
Estas actividades son esenciales para el correcto funcionamiento de los ecosistemas naturales y constituyen un recurso importante para la gestión sostenible de los sistemas agrícolas. Esta biodiversidad del suelo es susceptible de ser erosionada, con ello los servicios fundamentales que lleva a cabo para los ecosistemas naturales pueden verse seriamente amenazada por las actividades humanas, el cambio climático y los desastres naturales.
Un suelo empobrecido conlleva una pérdida de biodiversidad, así como la ruptura del equilibrio microbiano presente en el suelo, provocando con ello una merma parcial o total de las funciones vitales anteriormente descritas necesarias para el mantenimiento del ecosistema. Para la agricultura supone una pérdida en el retorno de materia orgánica y nutrientes, deficiencia de absorción de nutrientes, aumento de los microorganismos patógenos, perdida de estructura del suelo. En definitiva, una drástica reducción del potencial del suelo para lograr una agricultura sostenible y una mayor seguridad alimentaria.
De la misma manera que el suelo puede empobrecerse y quebrarse, también es posible enriquecerlo y fortalecerlo, consiguiendo que la diversidad microbiana sea más abundante y respetando el equilibrio microbiano existente. Una forma de poder ayudar a nuestros suelos para conseguirlo está en los prebióticos, productos cuyo objetivo es estimular a las comunidades microbianas que viven en él, reforzando su equilibrio y aumentando por tanto la capacidad de estas de generar efectos beneficiosos para la planta: movilización de nutrientes, estimulo de crecimiento, defensa contra patógenos, y el ecosistema en general.
El concepto de “alimentar” al suelo con prebióticos parece algo novedoso, pero el uso de prebióticos es una estrategia ya usada por la naturaleza desde hace millones de años. Las plantas son capaces de generar un rico micro ecosistema entorno a sus raíces, la rizosfera, mediante una interacciónplanta-microorganismos que ha ido evolucionando con el paso del tiempo.
La rizosfera es considerada como el ecosistema terrestre más grande, es la parte del suelo próxima a las raíces de la planta, que se extiende concretamente entre 1 y 3 mm desde la superficie de las raíces al interior del suelo y es en este nicho donde se alberga una fascinante diversidad de microorganismos dentro y alrededor de sus raíces, generando un microbioma especifico. Este microbioma tiene una riqueza mayor que los microbiomas que se encuentran en regiones del suelo más alejadas de las raíces y puede estar conformada principalmente por hongos, bacterias, oomicetos y arqueas que pueden ser patógenos o beneficiosos para la salud y el estado físico de la planta. Para crecer sanas, es importante que la planta vigile su rizosfera para detectar microorganismos patógenos y, al mismo tiempo, maximizar los servicios de los microorganismos beneficiosos en la absorción de nutrientes y la promoción del crecimiento. Con este objetivo, las plantas emplean diferentes estrategias para modular su rizosfera, incluidas modificaciones estructurales, la acción coordinada de diferentes respuestas de defensa, así como el exudado de un gran número de compuestos. Todas son importantes, pero profundicemos más en la última de sus estrategias.
Los exudados de la raíz son sustancias orgánicas liberadas por las raíces que incluyen azúcares, aminoácidos, ácidos orgánicos, enzimas, hormonas, vitaminas, entre otras y se estiman que son entre el 20-48% de sus productos fotosintéticos. Estos compuestos actúan como “prebióticos” ya que son aprovechados por los microorganismos presentes en la rizosfera para su provecho aumentando la abundancia y la diversidad de dichas poblaciones. Es decir, que las propias plantas que cultivamos son capaces a su vez de “cultivar” y aglutinar toda una serie de poblaciones de microorganismos entorno a sus raíces. Las plantas no se conforman con solo aumentar la abundancia de su rizosfera de manera indiscriminada. Las plantas son seres exigentes y tienden a modular la composición de dichas poblaciones, favoreciendo a ciertos organismos por encima de otros.
A lo largo de su ciclo de vida, (germinación, plántula, vegetativo y floración) las plantas necesitan de una serie de requerimientos nutritivos, físicos-químicos, de estimulación de crecimiento, (no se entiende muy bien) entre muchos otros, para poder desarrollarse y, estos varían en función del ciclo de desarrollo en la que se encuentre. Parte de estos requerimientos los puede obtener mediante la interacción con el micro ecosistema que se encuentran en el entorno de sus raíces, por medio de los diferentes exudados y/o rizodepósitos que la planta pone a disposición de la rizosfera. Es mediante la variación en los compuestos que conforman estos exudados que se pueden llegar a producirse la modulación de las poblaciones microbianas.
Partiendo de la base que los distintos microorganismos presentes en el suelo son organismos que tienen unas preferencias nutricionales distintas a la de otros organismos. Lo que consiguen las plantas variando la composición de sus exudados, es que el crecimiento de ciertas poblaciones se ven favorecidas en detrimento de otras. Y, por ende, conseguir poblaciones abundantes y enriquecidas con determinados organismos que tienen efectos positivos para el crecimiento de la planta, como pueden ser las conocidas PGPR (por sus siglas en inglés, que significanplant growth promoting rhizobacteria) que presentan numerosas ventajas que favorecen la productividad de los cultivos, tanto de manera directa como indirecta.
Son microorganismos capaces de colonizar la rizosfera y promover el crecimiento de los cultivos mediante el incremento de la disponibilidad de nutrientes como el aumento de la fijación de nitrógeno o la solubilización de fosfato, ambos esenciales para el crecimiento vegetal.
Las PGPR son capaces de producir hormonas promotoras del crecimiento como auxinas, giberelinas, citoquininas y ácido abscísico. Este fenómeno estimula el crecimiento aéreo de las plantas y formación de raíces.
Mediante la producción de antibióticos y metabolitos antifúngicos, las PGPR tienen la capacidad de controlar hongos y bacterias patógenas que afectan a las plantas, actuando como antagónicos. Además, tienen el potencial de producir enzimas líticos, cianuro o inducción de mecanismos de resistencia, lo que le permite inhibir el crecimiento de microorganismos patógenos que afectan al desarrollo.
Al igual que las plantas utilizan sus exudados a modo de prebióticos para modular el enriquecimiento de las poblaciones microbianas de la rizosfera para satisfacer sus necesidades. Hacer uso de prebióticos en el suelo a base de productos no sintéticos es una solución basada en estrategias que ya usa la naturaleza, que conlleva el aumento y el refuerzo de la biodiversidad del suelo teniendo un potencial considerable para revertir los efectos de suelos degradados y/o empobrecidos y contaminados, así como incrementar y reforzar las sinergias beneficiosas entre rizosfera-planta, para obtener altos rendimientos haciendo una gestión agraria más sostenible y que aporte una mayor seguridad alimentaria para todos.
14 Jun, 2022
11 Jul, 2022